Hace treinta años, en la Conferencia Mundial de Educación Médica, emana la Declaración de Edimburgo (agosto de 1988) sobre la reforma de la educación médica y sus recomendaciones, la que señaló las directrices de futuro. Entre ellas se menciona la profesionalización docente, el recompensar la excelencia educativa, el que no solo sean expertos en contenidos, sino en didáctica educativa, con énfasis en métodos de aprendizaje más activos, de modo tal de asegurar en los estudiantes la continuidad del aprendizaje de toda la vida, inclusive el estudio autodirigido e independiente.
Asimismo, diez años después, en 1998, la Declaración Mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: Visión y acción, lo reafirma, al plantear una nueva visión de un modelo de enseñanza superior, que debería estar centrado en el estudiante, con renovación de los contenidos, métodos educativos innovadores, prácticas y medios de transmisión del saber; cuyo propósito es contribuir a la formación de estudiantes que les permita convertirse en ciudadanos informados, motivados, provistos de un sentido crítico y capaces de analizar los problemas de la sociedad y buscar soluciones.
Estos desafíos aún siguen siendo vigentes, pero existe un camino recorrido por los distintos actores que realizan educación en ciencias de la salud, a través de la profesionalización de la docencia. Esto ha permitido generar cambios en el proceso formativo de los profesionales de la salud. Siempre está la inquietud, el problema, el espíritu del formador de hacer mejor su tarea; lo que se traduce en experiencias que quedan en las aulas, en espacios clínicos y comunitarios sin oportunidad de salir de ellas, sin ser compartidos y poder aprender del otro.
A través del tiempo se han generado publicaciones y presentaciones en congresos, instancia utilizada para difundir el conocimiento a los pares, compromiso que de algún modo debiéramos asumir con el fin de fortalecer la formación de los profesionales del área de la salud, en especial en el contexto nacional.
En la actualidad a nivel nacional se ha forjado a través de los años, con el trabajo de muchas personas que fueron visionarias y aunaron sus esfuerzos para que la educación médica y en ciencias de la salud fuera un área de desarrollo científico que nos convocara: la Sociedad de Educación en Ciencias de la Salud (SOEDUCSA), la red de Unidades de Educación en Ciencias de la Salud de universidades adscritas a ASOFAMECH, la Revista de Educación en Ciencias de la Salud (RECS) y los Congresos Internacionales en Educación en Ciencias de la Salud, los que se desarrollan cada dos años.
Haciendo un recuento histórico de éstos últimos, el primero se realizó en enero de 2001 en la Universidad de Concepción, el II en la Universidad de La Frontera (enero de 2003), el III en la Universidad de Chile (mayo de 2015), el IV en la Pontificia Universidad Católica de Chile (julio de 2007), el V en la Universidad Austral de Chile (enero de 2010), el VI en la Universidad Diego Portales (julio de 2013), el VII en la Universidad de La Frontera (enero de 2015), el VIII en la Universidad Católica del Norte (julio de 2017) y el IX se llevará a cabo en la Universidad de Concepción en el mes de enero de 2019.
Las publicaciones son resultados importantes de la investigación y experiencias de la práctica educativa, que tienen como propósito difundir y construir el conocimiento que sustenta nuevos desafíos y nuevas interrogantes. En este volumen de RECS los artículos hacen referencia al proceso enseñanza-aprendizaje; las estrategias de aprendizaje utilizadas por estudiantes universitarios en salud; la percepción y grado de satisfacción de estudiantes frente a la implementación de taller; validación de instrumentos para evaluar actividades docentes y para evaluar la gestión del tiempo en estudiantes universitarios; y a la evaluación formativa del proceso de enseñanza-aprendizaje. Además, en el ámbito de las competencias genéricas se presentan dos manuscritos, relacionados con las competencias socioemocionales en estudiantes y el desarrollo del pensamiento científico.
Publicar en una revista como RECS, que no siempre es valorada por ser de poco impacto, en nuestra realidad es un espacio y oportunidad para todos aquellos docentes que tengan la motivación de hacerlo, toda experiencia es importante y relevante, lo que sin duda tendrá un efecto positivo en la mejora de la formación del futuro profesional de la salud.
Dra. Nancy Navarro Hernández
Oficina de Educación en Cs. de la Salud
Universidad de La Frontera
Miembro del Comité Editorial RECS