Revista de Educación en Ciencias de la Salud

El desaprendizaje: propuesta para profesionales de la salud críticos


Resúmenes Bibliográficos


Autores: Medina J.L., Clèries X., Nolla M.  

Educación Médica (Barcelona) 2007; 10(4): 15-22

Revisor Graciela Torres A.
Dpto. Educación Médica, Facultad de Medicina, Universidad de Concepción

La globalización ha generado la necesidad de recuperar un pensamiento crítico que observe las prácticas profesionales, más allá de lo que se presenta como conocimiento verdadero. A menudo se idealiza el proceso de aprendizaje como lineal y creciente, pero en realidad no es así, ya que requiere transformaciones que implican nuevas ideas sobre uno mismo y su compromiso con una buena práctica. La metodología del desaprendizaje tiene por objeto el desaprender para reconstruir e innovar, es decir, para aprender a menudo primero se necesita desaprender.

¿Qué es el desaprendizaje?

Los autores lo definen como un proceso auto formativo -individual y/o colectivo-, de búsqueda de significados nuevos, desplazando conceptos adquiridos en forma acrítica. Desaprender es ejercitar la sospecha sobre aquello que se muestra como «aparentemente lógico», «verdadero y coherente». En el ámbito de la salud, se cuestiona hasta qué punto los marcos teóricos y disciplinares que fundamentan las acciones cotidianas de los profesionales, limitan su pensamiento. Se desarrolla un pensamiento reflexivo y crítico, mediante el cual se cuestiona la experiencia personal, se reconstruye, innova, transforma y mejora las prácticas.

Las bases y principios del desaprendizaje

Relevante es el hecho que partiendo de experiencias propias, se evoca el camino que conformó las construcciones personales y se identifican vacíos y contradicciones. El desaprendizaje significa valorar el propio saber y pensamiento, surgido de la experiencia vital, y dudar de los enfoques técnicos que tienen una base científica pero que ignoran los procesos vitales y la complejidad de los vínculos humanos. El problema no reside en la posible validez de la «teoría», sino en la forma en que un profesional se enfrenta a ella y cómo ésta influye en su propia práctica. Este proceso de ruptura, autocrítica y reconstrucción se basa en principios que implican 3 rupturas:

  1. Con la verdad absoluta: consiste en introducir la duda en los pensamientos y representaciones simbólicas. Implica una crítica a verdades establecidas y a modelos «tradicionales» de vida profesional, permitiendo encontrar las verdades particulares y significativas.
  2. Con las miradas únicas: el desaprendizaje invita a examinar el pensamiento propio, a romper con la mirada binaria y disyuntiva del mundo que impide constituir comunidades que negocien con la heterogeneidad, observando el medio con perspectiva multidimensional y multidisciplinar. Implica el tránsito del «paradigma de la simplicidad» (fragmentación del estudio disciplinar del hombre) hacia la «complejidad» (fenómeno cuantitativo de interacciones e interferencias en gran número de unidades, incertidumbres y fenómenos aleatorios). Se mira la realidad profesional de forma respetuosa y ampliada con su dinamismo, ambigüedad, inestabilidad e indeterminación.
  3. Con la racionalidad técnica como única forma de conocimiento: La concepción de la asistencia médica como intervención técnica, la ubicación de la investigación en los métodos cuantitativos y la formación inicial dentro del modelo de entrenamiento basado en competencias, son manifestaciones de supremacía que han dominado los últimos 50 años. En su desarrollo histórico encontramos 2 modelos que suponen elaboraciones progresivas en la forma de entender la relación entre conocimiento académico y práctica profesional: el modelo de entrenamiento y la resolución de problemas. La racionalidad técnica se ha criticado desde mediados del siglo XX, generando distintas concepciones, tanto de la práctica profesional en salud como de la formación de profesionales que abogan por la necesidad de analizar lo que hacen en su práctica ante situaciones ambiguas.

El proceso de desaprendizaje

Es un proceso espiral -no lineal-, constituido por un ciclo de 9 momentos que se repiten constantemente y conforman la manera de pensar y actuar del sujeto reflexivo:

Primer Momento: Reconocimiento de la realidad y definición del aspecto a desaprender: El proceso se inicia con el reconocimiento de la realidad profesional y del contexto que se quiere abordar; constituye el momento de análisis del contexto teórico, práctico, institucional y personal en el cual el profesional está inmerso con el fin de ir identificando las posibles inconsistencias, falacias y contradicciones de su ejercicio. A partir de este análisis, emerge la necesidad de desaprender ciertos aspectos de la práctica, definiendo individual y/o colectivamente lo que se quiere transformar. El desaprender no es incorporar nuevos esquemas a los marcos teóricos y de comprensión, sino examinar críticamente la propia acción profesional estableciendo una práctica reflexiva permanente.

Segundo Momento: Identificación de las «huellas» personales: Actividad individual de reflexión sobre la experiencia personal, en relación al elemento que está siendo desaprendido. Reflexión retrospectiva que revela la forma cómo se ha ido conformando y construyendo en uno mismo el aspecto a desaprender. Se inicia con la elaboración de la «huella personal», o reflexión escrita sobre la historia individual con relación al elemento a desaprender.

Tercer momento: Elaboración del «mapa» individual y/o colectivo: Se identifican los componentes que conforman el factor que está siendo desaprendido (mapa personal); los que deben compartirse entre los miembros del grupo (cuando ejercen en una misma institución en funciones similares) para elaborar el mapa colectivo. El mapa institucional refleja la comprensión y negociación que los sujetos tienen del elemento a desaprender e integra las interpretaciones de los miembros.

Cuarto Momento: La búsqueda de «interpretaciones–comprensiones–acciones» alternativas: Se confronta la práctica personal/institucional, articulada en el mapa individual/colectivo, con otras explicaciones/interpretaciones del tema a desaprender elaboradas a lo largo de la historia. La finalidad es conocer «otras» interpretaciones y examinar su pertinencia y validez para hacer «inteligible» el elemento a desaprender, y su relevancia para la práctica profesional.

Quinto Momento: El desaprendizaje (desandamiaje). Se identifica/prioriza, en el mapa, los elementos considerados no pertinentes y aquellos que puedan mantenerse. Existe gran intensidad creativa y productiva intelectual, que da paso al momento siguiente en el que se decide los futuros cursos de acción. El nuevo aprendizaje se funda sobre lo ya conocido.

Sexto Momento: Planificación de la práctica transformadora; inicio de la reconstrucción: Se elabora un plan o agenda de trabajo en diferentes dimensiones, áreas de intervención u otras, identificando responsabilidades y concreciones reales y posibles, en relación a lo desaprendido-aprendido.

Séptimo Momento: Seguimiento de las acciones: Permite «modular» y «contextualizar» las acciones previstas en función de las situaciones que surjan, es decir, un proceso de desaprendizaje no queda en una simple transformación de las comprensiones o en una ganancia cognitiva, sino que debe «materializarse» en nuevas acciones. Esta «nueva» práctica debe ser parte de los proyectos, propuestas y concreciones de las mismas, exigiendo permanente evaluación y ajuste para concretar nuevos aprendizajes y transformaciones.

Octavo Momento: Retorno a la realidad transformada; realidad II: El retorno a la realidad profesional «desaprendida» se hace ahora desde una posición conceptual y perceptiva «cualitativamente» diferente a la situación de inicio del proceso. Este no es el final del proceso, pues es un continuo aprendizaje-desaprendizaje-aprendizaje.

Noveno Momento: El inicio de un nuevo desaprendizaje: La reconstrucción y mejora de las prácticas profesionales son, en realidad, procesos inacabados y de búsqueda permanente que afectan constantemente a los saberes y prácticas consolidadas. La lógica que supone el desaprendizaje, forma parte de los modos perceptuales, estilos cognitivos y formas de trabajo del profesional crítico-reflexivo.

COMENTARIOS

Es necesario reflexionar sobre la importancia del aprendizaje profundo y continuo en educación médica el cual, como señalan los autores, muchas veces debería estar dirigido por la capacidad de darse cuenta de que, para seguir aprendiendo, muchas veces primero se debe desaprender.