El avance en los conocimientos, sumado al desarrollo tecnológico y la globalización, han generado serios problemas en las instituciones de educación superior en diversas áreas, especialmente, en la transmisión del aprendizaje. De esta forma el estudiante enfrenta un ambiente educativo que presenta constantes cambios caracterizándose por la diversidad y complejidad de los procesos de enseñanza aprendizaje, lo que ha llevado a realizar cambios en los currícula para adaptarlos a la realidad actual.
Estos nuevos currícula no sólo deben reflejar la transmisión de conocimientos, sino que se centran en los aprendizajes referidos a la abstracción, reflexión, experimentación, en el aprender a aprender, comunicarse, trabajar colaborativamente en la resolución de problemas, en el manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio.
Al respecto, es interesante observar la preocupación de alcanzar una educación integral, que involucre a todo el ser humano en su particular contexto de desarrollo personal, social y cultural, para así poder enfrentar al mundo globalizado, acercándose a éste, comprender y analizar sus diferencias y desde su propia cultura reconocer, apreciar y valorar las similitudes y lo que lo diferencia.
Asimismo, la formación se ha ido centrando cada vez más en los estudiantes, con énfasis en el aprendizaje activo en vez del aprendizaje pasivo, orientando la evaluación hacia las competencias clínicas, en vez de la habilidad para retener y recordar hechos, implicando programas educacionales flexibles y centrados en el estudiante.
Frente a la necesidad de organizar la enseñanza, surgen nuevos métodos pedagógicos y nuevas estrategias como herramientas que permiten contextualizar e instrumentalizar los objetivos y contenidos de aprendizaje. Se trata de desarrollar en el alumno la predisposición a detenerse a pensar a través de un proceso de búsqueda orientada, que les posibilite adquirir conocimientos realmente significativos.
El cambio es desde una enseñanza centrada en la adquisición de contenidos, hacia una educación orientada al aprendizaje de competencias, donde las metodologías tradicionales deben compartir protagonismo con la interacción entre estudiantes, profesores y las innovaciones en el campo de la enseñanza y la evaluación.
Junto a lo anterior a nivel universitario no se suele tomar en cuenta los procesos cognitivos del estudiante, solo se suele tomar en cuenta la atención a la clase magistral, desconociendo si el estudiante está codificando la nueva información o si la comprende, debido a que los docentes desconocen la forma en que los estudiantes adquieren los conocimientos, ya que no cuentan con capacitación en el área de la educación médica, otorgando más importancia a la entrega de conocimientos de su especialidad .
El desarrollo cognitivo, en resumen, ocurre a partir de la reestructuración de las estructuras cognitivas internas del alumno, de sus esquemas y estructuras mentales, de tal forma que al final de un proceso de aprendizaje deben aparecer nuevos esquemas y estructuras como una nueva forma de equilibrio.
Las instituciones educativas tienden a enfatizar en los contenidos, más que en el modo de conseguirlo, en los resultados más que en los procesos. La investigación educativa propone un cambio fundamental en esta tendencia, atendiendo también los procesos de aprendizaje y no sólo sus resultados.
Existe gran preocupación de los docentes por implementar diversas metodologías diseñando cuidadosamente las técnicas y estrategias a utilizar, desarrollar las habilidades necesarias para trabajar adecuadamente logrando el aprendizaje deseado, impactando positivamente en las comunidades educativas, que las desarrollan. Por otra parte, el docente debe poseer competencias blandas que le permitan guiar de la mejor forma a sus estudiantes en su aprendizaje como son la empatía, el liderazgo, actuar como motivador y comunicador y además ser perceptivo en el sentido que debe ser capaz de identificar la variabilidad de cada alumno para aprender. Lo anterior contrasta con la enseñanza tradicional, en la cual el alumno es un ente pasivo receptor de información sin considerar los atributos antes expuestos.
Desde esta perspectiva, el aprendizaje es un proceso complejo el cual requiere de la activación de las estructuras internas del estudiante. La recepción de la información no genera por sí misma el conocimiento; es necesario producir un desequilibrio entre los esquemas mentales del estudiante y una situación novedosa que no corresponda del todo a su conocimiento y a sus estructuras internas previas, cuando se produce una interacción entre los conocimientos más relevantes y la nueva información en la estructura cognitiva del sujeto que aprende, adquiriendo un significado importante e integrándose de manera sustancial a su estructura cognitiva.
Por todo lo expresado, la Educación Médica se encuentra entonces en un proceso de cambio social; que se origina en los aspectos demográficos, epidemiológicos, tecnológicos, económicos, laborales, judiciales, políticos y éticos; como son, entre otros, el aumento de la esperanza de vida, la disminución de la tasa de natalidad, la creciente tecnificación de la Medicina y el explosivo aumento de la información de fácil acceso. Lo anterior, sumado a la formalización de la Educación Médica como disciplina, ha permitido por una parte contar con una variedad de información relevante de la especialidad y por otra, el replantear, los cambios necesarios a implementar en la formación académica de los estudiantes en los cuales se consideran tan importantes los conocimientos técnicos como las habilidades blandas para el futuro profesional.
Por todo lo anterior, es evidente la necesidad de realizar investigación en Educación Médica. La revista RECS constituye un espacio para publicar investigación no sólo nacional sino también internacional.
Mg. Graciela Torres Araneda
Secretaria de Estudios Concepción
Facultad de Medicina y Ciencia
Universidad San Sebastián
Miembro del Comité Editorial RECS