Ninguno de nosotros ha quedado indiferente con la situación de salud que se ha vivido a nivel mundial y muchas instituciones han debido ajustar sus procedimientos habituales para seguir funcionando y cumpliendo su rol. Esa es también la situación de las Universidades a nivel mundial.
En ellas se han afrontado dos órdenes de desafíos: institucionales, que han tocado sus recursos humanos, económicos, tecnológicos, de seguridad y organizacionales y han modificado las formas de interacción y del ejercicio docente; y los desafíos personales, que también han sido numerosos y muy importantes para quienes ejercemos docencia en carreras de ciencias de la salud.
En el contexto de la educación médica y ciencias de la salud está en marcha una verdadera revolución que ha desestabilizado las formas de hacer docencia que se remontan desde inicios del siglo XX, cuando Abraham Flexner puso en relieve las bases de la enseñanza de la medicina que han guiado a muchas universidades y equipos formadores de profesionales de la salud hasta el día de hoy.
Sin embargo, con la pandemia, se han puesto de manifiesto algunos hechos que ya estaban en discusión y han impulsado cambios universitarios desde fines del siglo XX. El paso de una universidad de elite a una universidad de masas, la necesidad de sobrevivir en incertidumbre y los avances científicos y tecnológicos incesantes. No obstante, aunque se adelantaba la necesidad de cambios en la docencia y en las competencias docentes, esto no aparecía tan urgente como hoy.
Hoy, ante la urgencia, han surgido preguntas claves tales como: ¿Son todos los contenidos imprescindibles? ¿Hay aspectos de ellos que los estudiantes podrían estudiar solos? ¿Cómo se podría organizar cada unidad de aprendizaje? ¿Qué papel tendría la tecnología? Estas interrogantes, entre otras, ya están dando lugar a una nueva forma de abordar la docencia en medicina y ciencias de la salud. Al parecer, en este nuevo modelo, el dato dado es la experticia del conocimiento profundo del docente. Sin embargo, aparecen nuevas y urgentes necesidades: cooperar y trabajar en equipos, gestar y utilizar redes de interacción y profundizar en el saber acerca de cómo aprenden y estudian los alumnos son algunos aspectos importantes. Ahora no basta con tener información y replicar online las clases tradicionales. Se requiere saber dónde está la información, cómo llegar a ella y discriminar en función del propósito por el cual esa información es relevante. Por tanto, el docente requiere preguntarse: ¿el foco de atención es la entrega de información en sí misma o estimular las habilidades para utilizar esa información?
Hoy, es urgente un nuevo paradigma en educación médica y en ciencias de la salud. Este exige trabajar con un pensamiento complejo que no reduce las clases a una instancia de transmisión de conocimientos utilizando un computador, ese es el pensamiento simplificador. El pensamiento complejo requerido se sustenta en un análisis circular que integra el saber con las variables del estudiante y con las necesidades del contexto donde el saber se aplicaría. Desde esa perspectiva, las actividades para los estudiantes deberían pensarse de modo que incluyan la interactividad. El experto se transforma en colaborador, ya no es el foco de su trabajo ser la fuente del saber orientado solo a estimular en los estudiantes la memorización. Ahora, será también quien estimule para que sus estudiantes se cuestionen, relacionen y creen utilizando el saber y las tecnologías disponibles. El conocimiento exige transformación, las tecnologías agregan a la enseñanza la necesidad de trabajar aprendizajes relacionados con reconocer y utilizar fuentes de búsqueda de información especializadas, de expresión y de colaboración. También la Evaluación ha sufrido modificaciones. Las tradicionales pruebas de selección múltiple se complementan ahora, necesariamente, con otros tipos de actividades que exigen y ponen en juego la movilización e integración de saberes que demuestran las nuevas competencias de los estudiantes en un campo del saber.
Lo señalado avizora una drástica modificación de la docencia, lo que exige replantear el nuevo perfil de los actuales docentes de carreras de ciencias de la salud.
Hoy, la pandemia deja en evidencia una urgencia para las universidades. La educación médica y en ciencias de la salud requieren modificaciones, sin embargo, esta es una gran oportunidad y la historia nos da la razón, las universidades subsisten las crisis. Se señala que las organizaciones inteligentes sobreviven al cambio y a la complejidad, no obstante, requieren de un liderazgo razonado de quien las dirige. Ese liderazgo implica comprender la complejidad, clarificar la visión y mejorar los modelos mentales compartidos (P. Senger, 1996).
A modo de contribuir a lo señalado con anterioridad, les dejamos una cordial invitación a participar del Congreso CIECS 2021, que se realizará bajo la modalidad en línea los días 27 al 30 de octubre del presente año y cuyo objetivo es debatir sobre los aspectos relacionados con la equidad en la formación superior en el área de la salud. Encontrarán mayores detalles en: https://ciecs2021.unab.cl/.
Prof. Lucía Santelices Cuevas
Profesora Titular
Facultad de Medicina
Universidad Finis Terrae