La formación de profesionales médicos en Chile, con su reconocida tradición de calidad a nivel internacional, se enfrenta a desafíos cruciales en un mundo marcado por avances tecnológicos y un entorno de salud en constante cambio. En un país en que muchas universidades ofrecen la carrera de medicina, es esencial estar repensando cómo los formamos para el futuro y que respondan a las necesidades del país.
En la última década, hemos sido testigos de cambios significativos en la atención en salud, impulsados por avances tecnológicos, la aparición de nuevas enfermedades o problemáticas como la resistencia antibióticos y las demandas cambiantes de los pacientes. En este año en particular, sumamos la incorporación de la inteligencia artificial generativa, que llegará a revolucionar el quehacer profesional no sólo de la medicina. Cambios que requieren una reflexión ética y la adaptación continua de los profesionales que formamos.
El modelo de formación tradicional todavía se enfoca mucho en la memorización de información, en una era en la que la mayoría de los contenidos son accesibles en segundos a través de dispositivos móviles. Gran parte de lo que se enseña hoy podría volverse obsoleto en una década. Al mismo tiempo, no podemos dejar de lado los desafíos del avance de la medicina personalizada, la competencia en salud digital, el enfoque en medicina preventiva, la ocupación en la salud global, el desarrollo del bienestar de forma explícita, mayor formación en salud mental, así como la necesidad de tener múltiples opciones de formación continua para que se realice a lo largo de la vida.
Es hora de repensar la formación médica, incluyendo el desarrollo de más habilidades y actitudes necesarias para brindar atención médica de calidad y resguardando la importancia de la ética en un mundo complejo. Las reformas curriculares en instituciones de todo el mundo han buscado preparar a los futuros profesionales y en estos nuevos currículos se incluye la capacidad de adaptación, gestionar el autocuidado y aprender de manera continua.
En Chile, diversas facultades hemos iniciado un proceso de revisión curricular. En estos nuevos modelos se busca mejorar la integración de las ciencias básicas y la etapa clínica, priorizando la formación en formas de pensar y actuar perdurables en lugar de contenido transitorio. Esto busca promover la participación activa de los estudiantes durante la formación, con un énfasis en el aprendizaje activo, la interdisciplinariedad y la integración entre teoría y práctica. Para lograrlo, se puede utilizar diversas metodologías, incluyendo más aprendizaje basado en casos, más simulaciones clínicas, tecnologías inmersivas y práctica supervisada en entornos de atención médica real. Esto a su vez, debe desarrollarse en nuevos contextos de atención, hoy no sólo son los hospitales, son también centros de salud familiares, los propios domicilios de pacientes y sus familias, la telemedicina y por qué no, en un futuro, nuevos entornos virtuales.
La renovación curricular no solo beneficiará a los estudiantes, sino que también mejorará la calidad de la atención en salud en las comunidades donde se lleva a cabo la formación clínica. El objetivo es formar personas comprometidas con el profesionalismo, altamente eficientes y capaces de brindar atención de alta calidad en entornos cambiantes. Nuestro anhelo es entregar, a nuestra sociedad, profesionales que estén preparados para promover y mantener la salud de las personas y contribuir al bienestar de la sociedad, cumpliendo así con el juramento de servir con el mejor conocimiento, respeto y ética.
Dra. Marcela Castillo Franzoy
Decana
Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo